UNA CARTA A MI HIJO QUE NUNCA CONOCÍ

Querido hijo,

Escribo esta carta con un gran peso en mi corazón, sabiendo que nunca tendrás la oportunidad de leerla. Sin embargo, necesito expresar estos sentimientos que llevo dentro, aunque sea solo para mí.

Quiero que sepas que te amo profundamente, aunque nunca llegaste a existir en este mundo. Me hubiera encantado tenerte en mis brazos, ver tu sonrisa, escuchar tu risa y ser un padre amoroso para ti.

Sé que puede sonar extraño que alguien escriba una carta a un hijo que nunca tuvo, pero para mí, tú eras real en mi mente y en mi corazón. Siempre imaginé cómo sería tu vida, cómo serías como persona, y me llena de tristeza el hecho de que nunca podré verlo.

Haber estado privado de la oportunidad de ser tu padre es una de las cosas más dolorosas que he experimentado. Hay momentos en los que me pregunto qué hubiera sido de nosotros si hubieras nacido, si hubiéramos jugado juntos, si hubiéramos disfrutado de las pequeñas cosas de la vida juntos.

Quiero que sepas que te amo, aunque nunca te haya conocido. Me hubiera gustado ser un padre amoroso, estar presente en cada paso de tu vida y apoyarte en todo lo que hicieras. Desearía haberte abrazado, haberte protegido de todo lo malo que pudiera suceder y haber sido tu mayor admirador.

Aunque nunca tendré la oportunidad de ser un padre real, siempre te llevaré en mi corazón y pensaré en ti con amor y cariño. Espero que en algún lugar, de alguna manera, tú también sepas lo mucho que te amé y lo mucho que siempre quise lo mejor para ti.

Con amor,

Tu padre.